sábado, 24 de julio de 2010

La política es para románticos

Lo sé. Era cuestión de tiempo. Pensé que los únicos políticos que se salvaban eran los de poca monta, los cuasi anónimos, los que hacen y deshacen en lugares recónditos de nuestra geografía. Pensé que valían la pena, que eran diferentes a los demás, que sí que pensaban en los ciudadanos y no en lo que quiera que piensen los otros. Aplaudía sus aciertos, defendía sus gestiones polémicas y zas!.. Onomatopeya en toda la boca que, en esta ocasión, expresa un desengaño recibido como una buena ostia en el hocico.

Tras estas profundas reflexiones he llegado a otras no menos profundas conclusiones. Que es mejor no pensar cuando de política se trata y que todos los políticos son unos tergiversadores de cojones. Que hasta los alcalduchos de pueblo, esos que jamás hubieran llegado a nada en ciudades con más de 20000 habitantes, lo único que buscan es que le doren la píldora, echarse flores, que se la chupen, dicho mal y pronto. Que es muy bonito defender unos ideales pero que, en realidad, no vale una mierda para los de arriba si no hay pasta de por medio.

1 comentario:

  1. coño, sin copiartelo es lo mismo que he puesto yo en la entrada de peter pan.
    :p

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